No quiero estar aquí donde la soledad tiende un puente y me obliga
a cruzarlo, donde el tiempo se ríe en mi cara y pasa lento. Donde los candados han
perdido sus llaves, donde las cadenas contienen demasiados eslabones. Donde las
rosas no florecen porque el invierno, no acaba de irse. No quiero estar aquí,
donde las noches me deja heridas que luego, no sé como curar. Donde las mañanas
me visitan burlándose de mí, donde el silencio ronda cada parte de mi ser. Donde la música se escabulle
y no logro oírla. No quiero estar aquí, donde suena el eco del vacío de tu
ausencia. Donde la tristeza me golpea sin piedad y me vence en ocasiones. Donde
tu nombre se pierde en el horizonte de mi alma. No quiero estar aquí, donde estoy yo. Quiero
estar ahí…donde estás tú.
Se levanta del sillón para alejarse de la soledad que está sentada enfrente. No la llamó y vino sin permiso para quedarse. La mira descarada y hasta parece que se ríe de ella. A su lado sentada está la tristeza, que la mira con esos ojos tan suyos. Se retan entre ellas a ver quién de las dos puede hacerle más daño. María sale y se sienta a la orilla de un mar que se imagina. Donde él vive no hay mar y por eso lo espera allí, sentada en la arena ahora fría mientras mira al horizonte. Se alejó de ella casi sin despedirse, sin darle tiempo a nada. Y la mata cada día con su ausencia. Ella lo llama a cada instante pero se volvió de granito y no la escucha. Se tapa los oídos porque no quiere escucharla. María lo esperará siempre aún consciente de que él jamás regresará. Y llora cada vez que piensa en él. Y suplica para que el dolor que siente en el corazón se le vaya. Y ruega en voz alta y en voz callada que la suelte. Que es su mano la que fuerte y
beautiful blog kisses albert
ResponderEliminarThank you. Kiss
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