Esparcí por su vida todos los momentos de mi primavera. Supuse que el aroma de las flores nuevas que brotaban, le gustaría. Así que le regalé todo marzo, abril y mayo envuelto en papel celofán. Con todos sus días y sus noches. Madrugadas en flor cómo el cerezo preñado que hay en mi jardín. Pero él, era más de invierno. Declinó todo aquello y me dejó el alma como un auténtico iceberg. Ahora solo espero que regresen los meses de primavera...para descongelarme.
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.