Al salir de la cama se percató que los colores habían desaparecido. No había color en ninguna parte, en ningún lado. Blanco y negro en el arcoiris, en las sábanas, en la llama prendida de la chimenea. En las acuarelas que antaño eran todas explosiones de color. Blanco y negro en los días, en los cristales, en el televisor, en las notas del piano, en los acordes de su guitarra. En el cielo, en el mar, en las huellas al salir de la ducha. Blanco y negro en las mentiras, en el desamor y en las promesas no cumplidas. En el dolor que le quemaba la garganta. Y en los besos perdidos. Hasta los abrazos eran esbozos sin color. En las flores que nacían en el jardín. Y en el sol insolente que lo miraba.Y en las calles desiertas de su vida. Y en su bicicleta. Y en las tapas de los libros. Ella no sólo le destrozó el corazón al marcharse, sino que había tenido la desfachatez de llevarse todos sus colores. Ahora estaba obligado a dibujar en carboncillo hasta los trazos de su alma. Y a él......
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.