Ella le dejó su número de teléfono y un mensaje escrito en la servilleta. Al lado de ese café que tomaron aquella tarde en que sus vidas se cruzaron. Quienes los habían visto juntos, juran a día de hoy aún, que estaban hechos el uno para el otro. Lástima que él, tuviese la fea y mala costumbre,…de limpiarse la boca con el dorso de la mano. (24/05/2015)
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.