Estás en el puesto de flores, parado, la mirada perdida y el alma en el suelo, comprando unas flores que ni siquiera son del color que me gustan. Hoy caminas entre tus propias ruinas, pisando cada uno de tus putos fracasos a cada paso. El aire casi no pasa por tus pulmones. Derraman las suelas de tus zapatos el dolor de mi partida y llevas en el paladar el dolor de la no despedida. No pudiste despedirte de mí y la luna se tapa los ojos para no verte. Creo que hasta ella se avergüenza de ti. El camino largo y sinuoso lleva a una lápida cubierta de flores. Flores de todos los colores que casi no dejan ver el nombre en relieve inscrita en ella. No te dio tiempo a regresar aunque me lo prometiste una y mil veces. Y otras mil prometí yo esperarte. Ignorabas que me moría cada día un poco más. No te diste cuenta que me ahogaba sin ti. Me pasé media vida esperando a alguien que para cuando regresó ya era demasiado tarde. ¿Cómo comprarle flores a la mujer que mataste con tus ausenci...
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.