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Mostrando entradas de marzo 27, 2014

Nuestro amor al doce

La apuesta es fuerte. Peligrosa incluso. El sonido de los dados en tu mano mientras los agitas, me vuelve loca. Pero no doy un paso atrás. Tampoco lo das tú. Nos estamos jugando nuestro amor al doce. Si sacas doce, pierdo. Te vas. No sé cómo llegamos a este juego estúpido. Tampoco sé qué es lo que me impide arrebatarte los dados y romper esta angustia. ¿En serio nos estamos jugando nuestro amor al doce? Miro la mesa y no me gusta. No me gusta su color. No me gusta el tapete verde, ni siquiera me gusta esos dados que no paras de agitar. Me miras y me llevas al límite. Pero mi orgullo es mayor que mi miedo. Qué maldito y poderoso puede llegar a ser el orgullo. Y qué tonto  también. Se pierden miles de cosas buenas por él. Estoy segura de que no tirarás los dados. O de que yo, en el último momento te gritaré que pares. Que acabemos con esto. Pero me miras y me retas. Y a mí no me gusta que me reten. Si sé que me amas, que venderías tu alma al diablo por mí, que soy tu vida entera. Si s