Querido amor, espérame. Es el tiempo quién tiene mis llaves. Mi carcelero. El que esconde bajo varias vueltas de llave, mi libertad. El que amuralla mis deseos y le pone coto a mis anhelos. El que corta mis alas con tijeras de acero y me mira burlón mientras van cayendo al suelo. No siente piedad ni por una sola de mis lágrimas. Querido amor, espérame. Es el reloj mi carcelero. El que me aprieta y me somete. El que me asfixia. El que me muerde con sus manecillas afiladas. El que opaca mis días con sus múltiples esferas. Se guarda el sol para él. Y me deja languideciendo en un rincón de la melancolía. Pálida y blanca. Y le añade horas a mis amaneceres. Para que aún sean más largos. Y le incrementa días a los meses. Que ya no son treinta, sino cuarenta y cinco. O cincuenta. O más. Y le incrementa minutos a las horas. Que ya no son sesenta. Sino noventa. O muchos más. ¡Qué sé yo! Querido amor, espérame. No tienes ni idea, de cómo se ríe en mi cara acomodado en su sillón. Y no due...
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.