Lunes. Ocho de junio. Roto el corazón de tal forma, que piensas que es imposible que un día vuelva a recuperar su estado original. Hay tantos trozos diseminados aquí y allá, en ciudades de nostalgia, desamor y rabia, que te parece poco probable que la unión de esos fragmentos sea posible. Y súbitamente, sin que pidas ni esperes nada, aparece alguien y se convierte en deseo concedido. Una persona que segmento a segmento, tramo a tramo y pedazo a pedazo va armando la vida que hasta ayer tenías rota y vencida a la orilla de tus pies, como un juguete desarmado por las manos infantiles de un niño. Y te pone ilusiones en la espalda, deseos en las caderas y ganas de vivir en la cintura. Y vuelves a amar de nuevo sin condiciones ni medidas, con los bolsillos llenos de ganas de que se quede en tu vida para siempre y con la meta fija hecha bandera, de quedarte a vivir en su boca, en su piel y en su alma por siempre también, más tres eternidades ( o cien) …, ¿No es increíble? (08/06/2015)...