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Mostrando entradas de marzo 21, 2014

Me llaman Erica

Susurran mi nombre a mis espaldas. Murmuran sobre mí. Es fácil hacer eso. Ya dicen que la lengua no tiene huesos pero es tan fuerte que puede romper un corazón. Que este no es el caso, debo decir. No me importa lo que piensen o digan de la vida que creen que llevo. Me llaman Erica, pero ese no es mi verdadero nombre. Me llamo Soledad. Creo que mi madre presagió que ese nombre me vendría bien. Soledad. Paso muchas horas con ella. Nos conocemos bien y nos respetamos mutuamente. Tiene un sitio de honor en el centro de mi alma.  Mi madre me decía siempre que la gente está llena de prejuicios y de falsa moral. Que es más cómodo juzgar por las apariencias que molestarse en saber la verdad que se oculta tras las personas. De ella aprendí a que tienes que vivir la vida de aquellos que juzgas, aunque sólo sea por un día, para permitirte el lujo siquiera de opinar. La vida del mendigo que te cruzas en la esquina, la de la cajera de supermercado, la del ejecutivo de una gran empresa o la de la