Ya desde pequeña me fascinaban los columpios ( lo siguen haciendo aún). Las cosquillas en la tripa mientras me balanceaba y el parecer que faltaba poco para tocar las nubes con la punta de los pies, hacía que me balancease más y más fuerte. Claro, que esa osadía de querer volar la pagaba cara ( el suelo me la cobraba cuando me estampaba contra él). Que paradójico..., contigo me pasó lo mismo. (30/05/205)
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.