Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero 18, 2014

Me llamo Sofía y esta es mi historia

Me llamo Sofía y esta es mi historia. Desde dónde estoy apenas puedo ver un trozo de cielo. Hay noches que ese mismo trocito me regala, la hermosa visión de un puñado de estrellas. Me encerraron aquí por loca. Sin estarlo. Pero fingí bien. Le robo a la locura, retazos de cordura para no volverme loca de verdad entre estas paredes blancas. A veces salimos al patio. Y me cruzo con locos de verdad. Está la chica esa que mece una muñeca sin cesar, en recuerdo a su hija muerta. Siempre tiene la misma cantinela de la misma nana. Con su camisón blanco y arrastrando los pies. La mirada perdida en un punto fijo. Me provoca ternura, pero si me acerco me muerde. Ya me mordió una vez y tuvieron que cogerme puntos. Está el señor Abelardo. Sentado en un banco y hablando a todo aquél que lo quiera oir, sobre guerras pasadas, días de hambre y miserías humanas. Hay demasiada gente aqui. Cada uno con su historia, con su propia locura. Al llegar aquí, me tuvieron confinada durante largo tiempo. No sé

Flores en el buzón

Cruzaba la esquina con el único pensamiento de que el despertador y la mañana se habían vuelto contra de él y llegaba tarde al trabajo. El café se le había derramado, las tostadas quemadas al cubo de la basura. El calentador no funcionaba y se tuvo que duchar con agua fría. Cuándo salió de casa, cerró de un portazo la impotencia y la rabia de haberse levantado con tan mal pie. A ver qué excusa daba, no quedaba bien decir que se había quedado dormido. En esas estaba cuándo chocó de bruces con ella. Libros desparramados, un bolso que volaba, el contenido del mismo desparramados aquí y allá, flores blancas esparcidas, una agenda, un bolígrafo, un móvil, dos cajas de leche, galletas, naranjas rodando, panecillos dejando huellas de migas por el suelo. Cómo en Hansel y Gretel. No supo por qué se le vino ese cuento a la cabeza. No tenía bastante con la mañana que llevaba y ahora esto. Justo tenía que ir a chocar con la chica ésta, que más bien parecía un puesto ambulante. Soltó un resoplido