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Mostrando entradas de marzo 12, 2014

El ladrón de lo ajeno

Ya me dijeron que había gente que se apropiaba de lo ajeno. De lo que no era suyo. Hoy en día no te puedes fiar ni de tu propia sombra. Mi madre siempre me lo decía, hija mía no seas tan confiada. Y yo erre que erre, dejando las puertas de par en par y las ventanas abiertas. Y claro. Así pasó lo que pasó. Que vino el muy bandido y se apoderó de todo lo que era mío. Sin permiso. Sin llamar siquiera. Con toda la caradura que el chaval posee. Me ha robado hasta el alma y yo que creía que esa la tenía a buen recaudo. Y el corazón, que aunque no lo tenía guardado, tampoco es que lo tuviese expuesto en un tenderete, ahí a la vista de todos y al alcance de cualquiera. Y no crean que el chico está preocupado, que va. Se ha quedado más ancho que pancho el maldito condenado. Y ahí está todo feliz y sin condena alguna. Y se lleva mis besos con su boca traicionera. Y me roba las caricias con sus manos ladronas. Manos expertas. Y deja huella, porque no crean que no tiene el descaro de no usar gua

El corazón debería dar opciones

Nunca supe cómo ponerle rejas al corazón. Soy algo despistada y seguro que pierdo las llaves si le pongo candado. Debería de tener alto y seña para impedir que alguien que no te va a amar, ponga sus pies en él. O tener a mano ladrillos fuertes para poder construir tu propia fortaleza. Y hacerlo inquebrantable. O ponerle muros de acero blindado. O al menos un timbre para que puedas saber antes de abrir, quién es el que llama. Pero yo no lo tengo así. Esto no funciona así. Y entonces vino él. Y cómo huésped se instaló en el silloncito blanco que había puesto cuidadosamente y con esmero en un rincón. Ni siquiera se descalzó, y cada vez que se levanta me hace daño su caminar ausente. Con la mente en otra parte, en otra persona. Sin quererlo yo ni pretenderlo él. Ahora permanece en mi corazón, pero no en mi vida.Y me llena de ausencias la existencia. Sufre por otro amor. El dolor que siente le impide acercarse a mí. Soy su amiga. Su consejera. Soy su pañolito blanco de lágrimas. Que dej