Llevo tu recuerdo pegado en la piel. En el día, en las tardes y en las madrugadas. A cada rato, a cada instante te recuerdo. Ahora llueve y recordé que me falta hasta el paraguas ese que traíste aquel dia, cuándo nos conocimos. Me dijiste que era tu preferido, porque era muy grande y te gustaba su color. No olvidaste cogerlo cuándo cerraste la puerta de un portazo y dejaste tu juego de llaves en el mueble de la entrada. Supongo que tendrás más cepillos de dientes. Ese rojo de listas blancas aún sigue en el armarito del baño.
Este es mi lugar, dónde las letras cambian mi mundo y me daré por satisfecha si mientras lees, cambio el tuyo. Sé bienvenido.