Las calles se engalanan y las luces de mil colores estallan en mi retina.
La música que se desprende de algún sitio llega hasta mí. Villancicos de siempre, letras ya conocidas.
La navidad no es como antes.
No hay gente cantando por las calles. Hasta el olor ha cambiado.
Observo a las personas caminar, con la cabeza gacha y el andar apresurado. Siempre llevan prisa.
Desde mi pedestal no hago otra cosa que mirar, observar. Apenas me ven, soy una estatua que se mueve por dinero.
No es que me guste la Navidad, hace tiempo que dejé de creer en la magia que algunos creen que tiene. Pero me vienen bien esta fechas.
A la gente que no les preocupa nada ni nadie en todo el año, les nace un sentimiento pasajero, efímero y bondadoso que les hace tirarme alguna moneda.
Ya está.
Se van felices porque ese gesto callan sus conciencias.
Me miran con la lástima que en otro mes cualquiera cambian por desprecio.
Me gusta la Navidad simplemente porque me beneficio de ella.
Este mes me disfrazo del rey Baltasar. A los niños les encantan y les dicen a sus madres mientras les tiran de las faldas, que me echen alguna moneda para que yo me mueva, abra la mano y les de un caramelo.
Los niños mantienen esa mirada de inocencia que un día bastante lejano ya, tuve yo.
En este mes de Diciembre mi recaudación será mayor, comeré mejor.
En la calle. Mientras el frío me cala los huesos, pero comeré mejor. Lo mismo hasta puedo cambiar estos guantes que me hielan las manos porque tienen más agujeros que lana ya.
Cuando llegue enero, será otro cantar.
La misma gente, los mismos rostros, los mismos ojos que ya ni me mirarán.
Tengo que aprovechar este mes.
Necesito unos guantes nuevos.
Qué alegría volver a leerte por aquí! ANIMO Y TE ESPERO!!!
ResponderEliminarbesosssssssssssssssssss
Graciasssssssssssmi lunina colorá.
ResponderEliminarDe corazón.
Sigue escribiendo, hacen falta historias como esta, que tanto me ha gustado, que va directa a la realidad, llevando el sentido de algo, a otro estado inesperado para quien está "sobrao".
ResponderEliminarBesos, Florlunar
Gracias Luisgar, un beso muy fuerte.
ResponderEliminarEs una historia fantástica, no por el contenido evidentemente, si no por tu forma de contarla, el argumento es penoso, pero real. En esta época la gente se suele poner tierna, luego el resto el año se olvidan hasta de ellos mismos. Me ha gustado volver a leerte y es muy original esta particular visión de esas personas que se ganan la vida en la calle. Besitos!!
ResponderEliminarMI querida Pau... tú siempre tan atenta conmigo. Gracias amiga!!
EliminarGracias por pasarte y leer. Un beso fuerte May.
ResponderEliminarA ver si este bello cuento sirve de "disparadero" para que retomes un poco las letras, Florlu, que se te hecha de menos. Un abrazote :)
ResponderEliminarCastelillo... hay épocas en que las letras me abandonan, este cuento se lo debo a Luisgar... lo escribí para su concurso. Gracias por leerme!!
EliminarMe encanta tu entrada y más porque no deja de ser pura realidad. Me alegra ver que te estás poniendo al día, corazón.
ResponderEliminarUn abrazo y a seguir con tu blog.
Gracias minina del alma por tus ánimos!!
EliminarMuchos son los que se benefician en Navidad sin que crean en su magia.
ResponderEliminarEsos son los cuentos de navidad que me gustan.
Hola Mersault, un placer que me leas y me comentes, de corazón!!
EliminarReflejas una realidad que me ha recordado a Dickens (Bueno... como se escriba)El contraste alegre de la Navidad que parece quedar fuera de la "estatua",una mirada gélida desde el otro lado.
ResponderEliminarFeliz año, mari.
Mi querida Hulna... gracias!!!
Eliminarque bello es saber que desprendes escribiendo,me recuerdas a Jorge Bucay sigue así animos....un besito Manuela
ResponderEliminarUn honor q me leas y sobre todo q me digas eso! Besos!!
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