- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre?
- No sé. Prueba...
- ¿Estás enfadada?
- No.
- ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua?
- Estoy pensando.
- ¿Pensando en qué?
- En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas.
- ¿ En serio piensas en eso?
- No.
- Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza.
- Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no?
_ ¿No puedes dejar de vacilarme?
- Me cuesta.Te me pones tan a tiro...
- ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día.
- ..... ( Silencio).
- Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada?
- No. No estás equivocada.
- Que raro que me des la razón. Debes de estar realmente jodida.
- Sinceramente estoy mal. Muy mal. Y me duele la cabeza.
- Aprovechando que conseguí llegar a tu lado sensible, dime. ¿Qué echas de menos de él?
- Su cargador de móvil. El mio anda jodido y me voy a quedar sin batería en nada.
( Oigo voces en mi interior...)
Te echaba de menos por aquí, amiga mía. Muy buen final!!!
ResponderEliminarUn abrazo apretado, cielo.
Ainss, me tengo que poner al día con mi blog. Me gusta que me eches de menos, minina guapa. Muacks!!
EliminarUn bellissimo blog ed un bellissimo testo, complimenti.
ResponderEliminarMe has engañado con tu cuento hasta el final, Florlu, aunque, puede que algo jodida si esté, tu caperucita. Me alegra leerte de nuevo, aunque llegue tarde.
ResponderEliminar