Ir al contenido principal

Nada personal 92



¿ Y qué pasa cuándo no confías? ¿Y estás con la puerta medio entreabierta, pero con el pomo en la mano, preparado para dar un portazo a la primera persona que ose poner un pie en el umbral?. Pues que un día llega alguien de verdad y no te lo crees. Porque resulta, que todas las lluvias te parecen iguales ( aunque sean diferente, no lo ves). Porque tienes a fuego grabado, las goteras de un pasado que te hirieron y que adornan con alfileres tu presente. ¿ Has visto esas mariposas clavadas en cuadros? ( mal gusto por cierto),… pues lo mismo. Oye ( que a veces puedes no equivocarte). Ayer mismo me pasó ( que no me equivoqué). Vino un charlatán con cara de cuentista, con palabrejas engalanando sus bolsillos y con frases de quiero envejecer a tu lado y suerte que te encontré que ya llevaba años esperándote ( no vomité por cortesía, trabajito me costó aguantarme las ganas,…), pero las mentiras vestidas de versos de tres al cuarto,…como que se encajan entre mi esófago y mi tráquea ( y niño), me entran unas arcadas que para qué te cuento. Me entretuvo como bufón de un reino que no busqué ( para qué negarlo), pero hombre,… quererme vender baratijas de mercadillo disfrazado de sonetos a mí ( que tengo puesto mi tenderete de letritas, desde que despunta el alba hasta que me duermo), pues como que no. Pero a veces ( muy pocas, pero haberlas haylas), hay gente de verdad. A esas,… ya le pongo mucho cuidado de que el viento ni las roce para que no me desaparezcan de mi vida. ¿ Y tú?,...
(23/05/2015)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una de Caperucita

 - ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...

Una sola mirada

Era octubre cuando por primera vez la vio. Tomaba café sentada a la mesa de una cafetería, por la que él solía pasar cada día para ir al trabajo. Desde ese mismo día, cada vez que llegaba a su altura, aminoraba el paso, para poder contemplarla mejor. Siempre tenía la cabeza agachada, una mano sujetando la barbilla y la otra escribía sin parar, en un cuaderno con las tapas en verde. Llevaba tanto tiempo observándola que se sabía de memoria cada detalle de ella. Cuando la dejaba atrás y hasta llegar al trabajo, rememoraba cada cosa que le gustaba de ella. Le gustaba su pelo negro y la forma en que le caía a un lado de la cara, mientras no paraba de escribir. Le gustaban sus manos, estaba seguro que estaban hechas para acariciarle a uno cada centímetro de la piel. Le gustaba la forma en que distraídamente, balanceaba una de sus piernas, casi de forma mecánica. A veces, pensaba en entrar, en hacerse el encontradizo con cualquier excusa, pero no se atrevía. Sólo de p...

Los guantes nuevos (Cuento de Navidad)

Las calles se engalanan y las luces de mil colores estallan en mi retina. La música que se desprende de algún sitio llega hasta mí. Villancicos de siempre, letras ya conocidas. La navidad no es como antes.  No hay gente cantando por las calles. Hasta el olor ha cambiado. Observo a las personas caminar, con la cabeza gacha y el andar apresurado. Siempre llevan prisa. Desde mi pedestal no hago otra cosa que mirar, observar. Apenas me ven, soy una estatua que se mueve por dinero. No es que me guste la Navidad, hace tiempo que dejé de creer en la magia que algunos creen que tiene. Pero me vienen bien esta fechas.  A la gente que no les preocupa nada ni nadie en todo el año, les nace un sentimiento pasajero, efímero y  bondadoso que les hace tirarme alguna moneda.  Ya está. Se van felices porque ese gesto callan sus conciencias.  Me miran con la lástima que en otro mes cualquiera cambian por desprecio. Me gusta la Navidad simplemente porque ...