Y besarte. Con ternura mezclada de locura. Desde la noche
hasta el primer café (el mío con leche y dos de azúcar). Pero no quiero besarte
solo, porque desee morir de placer mientras tus manos me aferran a tu pecho y
tu boca apresa mi lengua (que también). Ni tampoco porque con cada beso apresaría
tu cálida voz y la anudaría a mi garganta (que también). Ni porque quiera
conservar en el paladar tu sabor y todo lo que lleve implícito cada uno de tus
besos (que también). Quiero besarte porque estoy convencida que con cada beso,…
desataría uno a uno los nudos que tiene tu alma.
(09/05/2015)
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