Hoy he visitado aquel lugar donde fuimos juntos.
Para probarme a mí misma. Para comprobar que el dolor y la nostalgia no le ganarían
la batalla a mis lágrimas. Y en efecto, así ha sido. He sido capaz de no
derramar una sola lágrima (aunque he de admitir que fue porque las anudé a mi
garganta con fuerza). He paseado tranquila (por decirlo de alguna manera), por
las huellas que en el sitio se quedaron (y he podido respirar). No me he
ahogado de pena (por poco). Eso sí, no he sacado las manos de los bolsillos ni
para fumar (y mira que fumo), pero no quería que nadie se diese cuenta de que
temblaban (el temblor es una de las cosas que aún no controlo). Y aunque tu
sombra planeaba por allí, he hecho como que no la he visto (todo un logro
teniendo en cuenta que estaba por abrazarla). He tomado café en la misma
cafetería donde me tomé contigo ese trozo de tarta de chocolate (pero esta vez
no he mirado ni para la vitrina). Iba a sentarme en la misma mesa (pero sabía
que aquello sería apretarme demasiado a mí misma y no soy tan fuerte). Y he
bajado por aquellas escaleras donde estuve a punto de caerme porque llevaba
aquellos zapatos con demasiado tacón para mí (pues casi tropiezo otra vez,
torpe soy bajando escaleras). Cuando he llegado a casa (toda orgullosa de mí),
he tenido que volver a salir (hoy ando despistada),…me había dejado el alma
allí.
(21/04/2015)
(21/04/2015)
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