El tiempo pasará lento en tu boca. Mil veces he de morir
allí, lo sé. Y no seré yo quien te pida clemencia. Y no serás tú el que me la
conceda. Tus dedos se introducirán en mi pelo y me acercarás y me alejarás, y
me alejarás y me acercarás. Lloverá ese día. Y no solo en el cristal. Presiento
que serás la lluvia que empape todos mis sentidos. Y me sorprenderá el amanecer
con los labios llenos de ti. Y mi piel pasará a ser una de las tantas leyendas
que te sabes de memoria. Pero solo seré eso. Leyenda que no sabrás si existió o
se la inventaron. Porque no me quedaré. Querer morir en tu boca dicta mucho de
querer morir de amor. Ya me mataron una vez y dolió tanto, que todas mis
preciosas fantasías están llenas de malvadas realidades.
(31/03/2015)
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