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Quédate conmigo siempre


Has tatuado tantos recuerdos en mi cuerpo, que si un día tuviese que olvidarme de ti no sé como lo haría. Me propuse que me amaras y me dejé la piel en ello. No cejé en el empeño. Y conseguí que me dijeses los te amo que me advertiste, que nunca dirías. Y convertí en flores frescas, lo que antes eran pétalos deshojados. Y a pesar de ser enemiga de las ataduras, vives aferrada a mí y a mis noches. Y te he descubierto, apasionada y loca. Capaz de amarme, con todas las fuerzas que posee un corazón indomable y rebelde como el tuyo. Tan independiente y sin embargo, tan dependiente de cada caricia que le impongo a tu piel. Y te hago mía sin que nada me pare. Le pones melodía a mi alma cada vez que gimes. Y he hallado tus sonrisas de niña, que guardabas con llave. Eterna soñadora. Nubes blancas y altas donde tengo que subir, para encontrarte a veces. Mi mejor historia. Buscadora de letras y pequeños tesoros. Terca pero cercana. Casi al alcance de la mano a veces y lejana como una estrella otras. A veces me sorprendo pensando que es un riego, el amarte así. Si te fueras, te rogaría que me dejases el corazón como te lo encontraste. Sé que es imposible. Y sé, que me vería recogiendo los trozos rotos. Tampoco estoy tan seguro de me molestase en recomponerlo. Estás tan dentro de él, que no lo querría si tú no estuviese. Mejor no te vayas nunca. Quédate conmigo siempre.


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