Has tatuado tantos recuerdos en mi cuerpo, que si un día
tuviese que olvidarme de ti no sé como lo haría. Me propuse que me amaras y me
dejé la piel en ello. No cejé en el empeño. Y conseguí que me dijeses los te
amo que me advertiste, que nunca dirías. Y convertí en flores frescas, lo que
antes eran pétalos deshojados. Y a pesar de ser enemiga de las ataduras, vives
aferrada a mí y a mis noches. Y te he descubierto, apasionada y loca. Capaz de
amarme, con todas las fuerzas que posee un corazón indomable y rebelde como el
tuyo. Tan independiente y sin embargo, tan dependiente de cada caricia que le
impongo a tu piel. Y te hago mía sin que nada me pare. Le pones melodía a mi
alma cada vez que gimes. Y he hallado tus sonrisas de niña, que guardabas con
llave. Eterna soñadora. Nubes blancas y altas donde tengo que subir, para
encontrarte a veces. Mi mejor historia. Buscadora de letras y pequeños tesoros.
Terca pero cercana. Casi al alcance de la mano a veces y lejana como una
estrella otras. A veces me sorprendo pensando que es un riego, el amarte así. Si
te fueras, te rogaría que me dejases el corazón como te lo encontraste. Sé que
es imposible. Y sé, que me vería recogiendo los trozos rotos. Tampoco estoy tan
seguro de me molestase en recomponerlo. Estás tan dentro de él, que no lo querría
si tú no estuviese. Mejor no te vayas nunca. Quédate conmigo siempre.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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