Deja en la mesita de noche la ternura que te hace honor. Y
deposita la dulzura que te precede, en los bolsillos de tu pantalón. Ya la
volverás a usar cuando terminemos.
Esta noche no me desnudes. Arráncame la ropa. No me quemes a
fuego lento, quiero arder a la primera. No susurres mi nombre, quiero que me
llames a gritos. Esta noche, quiero que rompas reglas, que no controles, que me
toques hasta que mi piel se queje. Hazme desear, más y más. Que tus caricias no
dejen huellas, sino surcos. Hazme gritar. No quiero que me beses, deseo que me
muerdas. No quiero que seas brisa que me roza, sino huracán que me tumbe. Que quiero
arder en el mismo infierno. De puro placer. Se mi dueño esta noche sin
condición. No me cojas las caderas, aférrate a ellas y haz de mi cuerpo tu
fortaleza. Haz de mi pelo, la brida de tu montura. Blíndame a tu boca y a tu
pecho, con cadenas de acero y haz que no me importe, si el mundo se acaba ahí afuera.
Esta noche, conviérteme en tu enemiga y no me tengas piedad. Hazme el amor,
como si me odiaras.
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