Siéntate amor. Te llamo así, porque aún eres mi amor. Y mírame
a los ojos. Pero mírame, con los ojos del corazón. Y guarda por un momento, ese
dolor que sientes. Arroja la rabia por
la ventana, el viento se volverá tu cómplice y, hará que desaparezca. También
haré yo lo mismo. Y oye bien, lo que te voy a decir. No me pierdas. No dejes
que me vaya. No me apartes, con tus palabras. No me llenes de vacíos. Que se me
da muy mal, llenarlos. Nunca encuentro nada que ocupen esos lugares. Soy un
desastre para eso. Lo admito. No colorees, mi amor de gris. Que ese color, no
me gustó nunca. Mira las flores de la mesa. Se deshojan cómo yo. No puedes
volver a vestir a una rosa, una vez ha tirado su traje de pétalos al suelo. Por
más que lo intentes ¿Lo has intentando alguna vez? Es misión imposible. No me guardes en el filo de tu boca y, calles
mi nombre. No lastimes más, lo que ya está lastimado. No abras las heridas, que
ya están abiertas. No hagas que me levante y que me vaya. Porque si me voy, ya
no regresaré. No miraré atrás. Así muera en el intento de querer volver, no
desandaré mis pasos. Haz de saber, que no soy mujer de regresos. En el armario,
tengo colgado de una percha, un vestido de orgullo que uso para estas
ocasiones. Por cierto, hace poco lo llevé a la tintorería. Nunca sé cuándo lo
voy a usar y, me gusta que esté impecable. Soy muy maniática para eso. Tengo
hasta el bolso y lo zapatos a juego. No permitas que me lo ponga. Porque si me
lo llegase a poner, me perderías para siempre. Y el amor que sentimos pasará a
ser, amor olvidado. El tiempo se encargaría de borrarlo. A costa de nosotros
mismos. Y será, como no habernos amado nunca. Piénsatelo bien. Te dejo unos minutos para que
lo medites. Y recuerda. Una rosa, no se viste una vez, ha sido desvestida. Tú
dirás, amor…
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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