Mi voz no te llegó. Creí que sí. Pero no.Y ahora estás ahí,
vestido de silencios que me hieren. De palabras muertas que me derrotan. Has
vestido mi tarde de tristeza. Y mis colores los has vuelto gris. Que te herí.
Lo sé. Pero fue por esta terquedad que a veces se desata. No hay cadenas que la
aten. Lo intento, pero siempre se me escapa. Y me disculpé. Pero de nada me han
servido las disculpas. Qué paradoja. Yo te herí con mis palabras y tú me hieres
con tus silencios. Creí que no cerrarías la puerta. No oí el portazo. Y ahora
no tengo la llave con la que abrirla. Se me ha debido de caer por algún sitio. No
oí el tintineo que debió de hacer al caer. Tampoco encuentro el punto del camino,
dónde me soltaste la mano. He regresado allí por si te encontraba. Y no están
tus pasos. Hace viento y se han debido de borrar las huellas de tus zapatos. Recogiste
el puente que cruzábamos y ahora no sé cómo llegar a ti. Si dejo que el orgullo
hable, te dirá que no me haces falta para seguir viviendo. Que puedo caminar
sin que estés tú. Que no me hace falta tu aire. Ni tu voz. Ni tu presencia. Que
te olvidaré pronto y que no regreses si no quieres. Que soy fuerte y que esto
no me vencerá. Si dejo hablar al corazón te dirá que te quiero. Que no quiero
desnudar madrugadas si no es contigo. Que me haces falta. Que te quiero en mi
vida. Aquí y ahora. Que busques la llave y abras la puerta. Que regreses al
camino dónde dejé de sentirte. Que vistas tus silencios de palabras que me
alcancen. Que vuelvas a darme la mano. Que te amo. Que vuelvas a poner el
puente en el lugar donde estaba.Y que no sabré qué hacer con tanta ausencia. Mi
voz no te llegó. Creí que sí. Pero no.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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