Uno de marzo. Yo aquí y tú allí. Este amor que siento por ti, me empuja cómo la primavera hace con este otoňo, que casi tiene el paňolito blanco en la mano, preparado para agitarlo mientras se despide. Es ilógico amarte así. Desearte así. Aňorarte de este modo. Va más allá de mi voluntad y mi razón. Tremendo este echarte de menos. Brutal lo que siento al pensarte. Uno de marzo.Te amo. Cómo amo el otoño y ahora con más razón. Porque te trajo a mi vida. Porque estás ya, hasta en el crujir de las hojas amarillas que derrocha esta estación. Porque eres el dueňo de todos mis sueños. De todas mis letras. De todo lo que me pertenece, que ahora ya no es mío sino tuyo. Uno de marzo. Te quiero. Otoño dorado y bendito que me hizo dueňa de tu nombre, de tu vida y prisionera de tus anhelos, de tu voz y de todos tus momentos. Te he convertido en historia, para vivirte cuándo estés y leerte cuando te vayas. Uno de marzo. He intentado comer. Misión imposible. Te llevo atravesado en mi garganta.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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