¿ Qué desde cuándo la conozco? Ni lo sé ni me importa. Creo que mi vida comenzó cuándo la vi. De ahí que me traiga sin cuidado las fechas. Hoy estoy frente a su buzón. Con una carta en la mano y con la duda de depositarla o de llevármela de vuelta conmigo. Posiblemente esta carta no la reciba nunca. Aún no lo sé. Parado como poste no me decido. No obstante, he tenido la necesidad de escribirla.Sólo así daré cómo ganada esta batalla con este loco y cabezota corazón mío, que no se cansa de andar librando luchas conmigo. Le he escrito que sencillamente estoy enamorada de ella y que si desnuda mis madrugadas, juro vestir todos sus amaneceres. Le he pedido que me regale las palmas de sus manos y la mirada que le dedica a la luna.Y que convierta su cuerpo en mis deseos concedidos. Que me llene la vida con su voz y con su risa. Y haga suya el roce de mis dedos. Que me quiera locamente. Y que me permita retirarle el cabello de la frente. Que me deje rondar la orilla de su boca y navegar por los ríos de su cuello. Que me regale el olor de todos sus días y que me conceda el deseo de que se venga a vivir conmigo. Le ruego que me permita recorrer los mismos caminos que ella recorre .Y le plantaré un jardín entero de rosas blancas. Que me conceda el honor de convertirme en el guardián de su reloj de pulsera. De sus palabras y de sus silencios.Que me haga partícipe de su existencia y yo seré el arquitecto de todas tus sonrisas. Que coja las llaves de mi alma y que las arroje al fondo del mar si quiere. Pero que me diga que sí. Que me diga que quiere lo que yo quiero. Que anhela lo que yo anhelo. Que me mate de amor si lo desea, pero que me diga que sí. Al fin me decido. Doy un paso al frente pero alguien me detiene. Giro y allí está ella que me dice: Las cartas... mejor en mano.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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