Perdóname la cobardía de escribir palabras en versos y no ser capaces de decírtelas a ti. Perdóname mis ausencias, mis idas y mis vueltas. Perdóname mis silencios. Los pinté de colores para que no te dolieran demasiado y no te dejara la vida en blanco y negro.Perdóname cada lágrima que te hice derramar, perdonáme cada uno de tus suspiros envuelto en lamento. Perdona los gritos que callaste y te hirieron cómo aristas de cristal. Perdóname las despedidas sin despedidas, que tuviste que soportar cómo un auténtico guerrero con armadura y espada. Te empeñaste y quisiste guardar en tu alma, mi alma. Y mis pasos, mis sonrisas, mis desvaríos, mis ojos. Las flores que me gustaban, la letra de nuestra canción. Las palabras calladas, las que se dijeron, las que se ocultaron y las que murieron detrás de cada línea, de cada párrafo. Guárdaste hasta las que se quedaron mudas a orillas de nuestras bocas. Perdóname tus ganas de convertirme en poema para así leerme cuándo me extrañas. No soy mujer para ti. No sé las veces que te lo dije. Pero no quieres oirme. No lo quieres entiender. Le buscas razón a la sinrazón. Y rompes mis esquemas, mis horas, mi rutina. Y por ser capaz de hacer, me conviertes hasta en partitura de la música que quieres oir. Y me marcho y me quedo. Me arrastras y me llevas, no hay ancla que aguante tu fuerza. Y conviertes mi vida en tu destino. Eres la roca que no se mueve. Nada de lo que haga o diga te hace dar un paso atrás. Y sabes que volveré a irme. Eres consciente. Pero creo que sabes también de mi regreso. Eres un auténtico templario, protegiendo su santo grial. Sólo que tus armas no hieren ni matan. Capitán de un barco que cuando está a punto de zozobrar, te haces con el timón con manos de acero. Perdóname por todas estas cosas, pero sobre todo, perdóname las huellas imborrables del vacío, que te causan todos y cada una de mis silencios. Mienten todos...pero es en defensa propia.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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