En un descuido me lo ha robado. Ya merodeaba por aquí. Hace días que la veo. No tenía pinta de ladrona y me confié. Siempre fui mi confiado. Pero ha debido de usar guantes, porque no ha dejado la más mínima huella. He buscado en todos los lugares posibles. He mirado en cada recoveco, en los escondites más insospechados. He mirado detrás de la luna, en el color rojo del amanecer. En las gotas de lluvia que perduran en el césped del parque. He buscado detrás de las olas caprichosas que besan la arena. También he mirado en la arena. No sea que esté enterrado y no lo divise. Le he preguntado al tendero de la esquina, al vendedor de periódicos, por si hubiese salido en primera página.También he buscado en la guantera del coche, debajo de las alfombrillas. En el cenicero inmaculado porque no fumo. Hasta he deshojado una margarita y he recitado, lo tienes, no lo tienes. Le he preguntado al poeta, que ha mirado entre sus letras sin éxito y me ha dicho que le pregunte al viento. Cómo si el viento hablase. Es poeta, no se le puede pedir más. He mirado debajo de la mesa, por detrás del sofá, a ver si de casualidad se hubiese caído. Los sábados, cuándo hago limpieza encuentro cosas que no veo en toda la semana, pero nada. Ahí tampoco está. He buscado en la estación de tren. En el banco donde aguardo su llegada. Para ir al centro no suelo coger el coche. Ardúa la tarea de aparcar. He mirado en los raíles y hasta le he preguntado al revisor. He ido a la oficina de objetos perdidos y me han aconsejado que vaya a comisaría. Que lo denuncie. Y justo allí estaba. Mi corazón y la ladrona. La policía me ha dicho que si quiero denunciar. He negado con la cabeza. Me he acercado a la ladrona y le he susurrado al oído, porque tampoco era cuestión de armar un escándalo, "te lo regalo...si te vienes conmigo para siempre."
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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