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Silencio sin ti

Detesto los sonidos desde que no vives aquí. Hay tanto silencio que puedo percibir el más mínimo ruido, por tenue que sea. El motor del coche del vecino cuando vuelve del trabajo, es un ruido atronador para mí. Me acostumbré tanto a este silencio, que el sentido de mis oìdos se agudizaron a la fuerza. Tremendo el sonido del móvil, así que hace dìas opté por desconectarlo. Dejé de fumar, me molesta el click del encendedor. El despertador hace tiempo que lo tiré a la basura. No soporto su tic tac. Tomo café instantáneo, la cafetera me vuelve loca con su run run. Apenas si soporto el ronroneo del motor del frigorífico. Pero no lo puedo desenchufar por razones obvias.Y los días de tormentas me torturan. Creo que voy a mudarme, la iglesia la tengo demasiado cerca y no dejan de repicar las malditas campanas a cada hora en punto. He vuelto a usar bolígrafo para escribir, porque las teclas del ordenador suenan demasiado. Y los pasos de tu ausencia hacen crujir la madera del suelo. He tenido que poner alfombras. Incluso me he visto obligada a hablar en voz muy baja. Mi vida la dejaste tan sumamente vacía, que temo que si hablo alto...me conteste el eco.

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Una de Caperucita

 - ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...

Una sola mirada

Era octubre cuando por primera vez la vio. Tomaba café sentada a la mesa de una cafetería, por la que él solía pasar cada día para ir al trabajo. Desde ese mismo día, cada vez que llegaba a su altura, aminoraba el paso, para poder contemplarla mejor. Siempre tenía la cabeza agachada, una mano sujetando la barbilla y la otra escribía sin parar, en un cuaderno con las tapas en verde. Llevaba tanto tiempo observándola que se sabía de memoria cada detalle de ella. Cuando la dejaba atrás y hasta llegar al trabajo, rememoraba cada cosa que le gustaba de ella. Le gustaba su pelo negro y la forma en que le caía a un lado de la cara, mientras no paraba de escribir. Le gustaban sus manos, estaba seguro que estaban hechas para acariciarle a uno cada centímetro de la piel. Le gustaba la forma en que distraídamente, balanceaba una de sus piernas, casi de forma mecánica. A veces, pensaba en entrar, en hacerse el encontradizo con cualquier excusa, pero no se atrevía. Sólo de p...

Los guantes nuevos (Cuento de Navidad)

Las calles se engalanan y las luces de mil colores estallan en mi retina. La música que se desprende de algún sitio llega hasta mí. Villancicos de siempre, letras ya conocidas. La navidad no es como antes.  No hay gente cantando por las calles. Hasta el olor ha cambiado. Observo a las personas caminar, con la cabeza gacha y el andar apresurado. Siempre llevan prisa. Desde mi pedestal no hago otra cosa que mirar, observar. Apenas me ven, soy una estatua que se mueve por dinero. No es que me guste la Navidad, hace tiempo que dejé de creer en la magia que algunos creen que tiene. Pero me vienen bien esta fechas.  A la gente que no les preocupa nada ni nadie en todo el año, les nace un sentimiento pasajero, efímero y  bondadoso que les hace tirarme alguna moneda.  Ya está. Se van felices porque ese gesto callan sus conciencias.  Me miran con la lástima que en otro mes cualquiera cambian por desprecio. Me gusta la Navidad simplemente porque ...