Te escribo esta nota para decirte que me voy. Y me llevo todo lo que es mio. Me llevo esos zapatos de tacón que te encantaban. Los otros que son planos te los puedes quedar, no me gustaron nunca. Y todo mi ropa interior de los cajones del dormitorio. Me llevo mis palabras que no te llegaron ni te importaron. También me llevo mis cuadernos, mis bolígrafos y la pluma que me regalaste, que cómo la compraste con mi dinero, pues mía es. Y mi máquina de escribir, con sus teclas rotas, aún falla la m y la s. Dijiste de arreglarlo un día, pero ya lo arreglaré yo. Me llevo mi música, tus oídos no están hechos para entender ciertas letras. En el frigorífico te he dejado la cena. Para que no me llames vengativa o rencorosa. En una fuente encontrarás todas tus mentiras. Las he puesto ahí, para que no se estropeen. Lo mismo, como son tuyas, inventas una receta y a lo mejor las digieres. Yo, si te he de ser sincera, intenté tragármelas, pero me fue imposible. No me pasaron de la garganta. Lo peor es que aunque me marche, pasará mucho tiempo hasta que se me pase ese regusto amargo que me dejó en la boca. He pensado en comprarme caramelos en el kiosco que está junto a la parada de taxis. No se irán, lo sé. Pero al menos ...sabrán a menta.
Jugueteaba con la bastilla de su vestido, la agarraba, se la enrollaba entre los dedos para luego soltarla y alisarla con la mano con absoluta parsimonia.Llevaba rato haciendo lo mismo, sentada en su sillón con un mullido cojín en la espalda que hacía que su cuerpo se encorvara ligeramente hacia delante. De vez en cuando levantaba la cabeza y me miraba, entonces se ponía muy seria. Yo la miraba buscando en sus ojos algún sentimiento, algún pensamiento dicho en voz alta. Hacía tiempo que no hablaba más que alguna palabra suelta,sin sentido para mí aunque tal vez, con algún sentido para ella. No recuerdo el día en que su pelo se volvió tan blanco, ni de cuando su cara se surcó de arrugas, tampoco recuerdo cuando sus manos, antaño enérgicas y seguras se volvieron quebradizas e inseguras.Lo que sí recuerdo con total nitidez, es el día en que dejó de llamarme por mi nombre, recuerdo la primera vez que me miró y supe que me había convertido en una extraña para ella. Me echó al
El concepto es arrollador! De hecho, al leer el título, no he podido resistir entrar y leer.
ResponderEliminarUn caramelo consolador.
Se te nota con ganas de escribir, Florlunar.
dos besos
Luisgar, la verdad es que no puedo dejar de escribir. Te devuelvo los dos besos y dos más!! Gracias!!
ResponderEliminar