Cuándo lo vi por primera vez supe que venía a por mí. Pisando fuerte, con la seguridad esa que te da tener la razón siempre de tu parte. Orgulloso cómo un sol cuándo prevalece sobre las nubes. La mirada segura y sin bajarla jamás. Alto y fuerte como un junco. Siempre me hacía sentir pequeňa a su lado cuándo me miraba desde su pedestal de rey. Se convirtió para mí en el gran amor de mi vida. En ese amor que creo que sólo se siente una vez. Ese loco y apasionado sentimiento que traspasa y rompe todos los muros del alma más cerrada. Ahora, años después de casarnos, cuándo escuchaba las llaves en la puerta, siempre me preguntaba de qué manera venía a por mí. Me fijaba en sus manos. Si traía rosas, esas rosas que yo ahora detestaba más que a él, era para implorarme perdón por haberme partido la cara. Si las traía vacías, ya se encargaba él de llenarlas del dolor que me dejaba cuándo terminaba conmigo. Aún no había nacido rosa en el mundo,que pagara lo que aquél hijo de puta me hacía con sus malditas manos.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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