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El arquitecto de las letras

Eres el poeta que derramando letras forma un poema, pretendiendo no dejar que me mantenga en pie. Construyes un puente con tus palabras para que yo lo cruce. Pero me mantengo firme a pesar de mi indecisión. Y guardo mis ganas en el bolsillo de mi vestido. Sé hasta dónde de profundo pueden calar unas palabras. Eres arquitecto capaz de construir besos en versos, caricias en prosa, amor en rimas y deseos en sonetos. Ingeniero de sílabas que crea un mundo entero en una estrofa. Y me atrapas, puede ser. Y lo admito, a ratos lo admito. Pero te diré algo. Si algo he aprendido es que los que escriben son mentirosos. Se inventan  ilusiones, palpitar de corazones. Se inventan historias, amor y desamores. Y están completamente locos. Y no te creo. Para nada te creo. Y aunque el alma de un escritor es única y diferente, sigo sin creerte. Será porque cuándo tú jugabas a escribir...ya era escritora yo.

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Una sola mirada

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Los guantes nuevos (Cuento de Navidad)

Las calles se engalanan y las luces de mil colores estallan en mi retina. La música que se desprende de algún sitio llega hasta mí. Villancicos de siempre, letras ya conocidas. La navidad no es como antes.  No hay gente cantando por las calles. Hasta el olor ha cambiado. Observo a las personas caminar, con la cabeza gacha y el andar apresurado. Siempre llevan prisa. Desde mi pedestal no hago otra cosa que mirar, observar. Apenas me ven, soy una estatua que se mueve por dinero. No es que me guste la Navidad, hace tiempo que dejé de creer en la magia que algunos creen que tiene. Pero me vienen bien esta fechas.  A la gente que no les preocupa nada ni nadie en todo el año, les nace un sentimiento pasajero, efímero y  bondadoso que les hace tirarme alguna moneda.  Ya está. Se van felices porque ese gesto callan sus conciencias.  Me miran con la lástima que en otro mes cualquiera cambian por desprecio. Me gusta la Navidad simplemente porque ...