Se convirtió en sicario del tiempo. Mató cada segundo de sus días y la mantuvo allí, en esa fotografía. Ella le dijo que no podía ofrecerle lo que él pedía. Y se marchó. Dejándolo expuesto al dolor más insoportable. Y lo único que podía hacer era convertirse en carcelero y hacerla cautiva en aquella fotografía. Y la hacía suya sin tenerla. Sin permiso. Y amaba esos ojos que lo miraban directamente. Aquella mirada que muchas noches sólo le prodigó a él. Y su pelo negro. Y su vestido de gasa. Y el reloj diminuto en su muñeca. Y las piernas bien contorneadas que se adivinaban al traslúz. Y esa sonrisa que descubría la punta de unos dientes blancos. La amaba entera. Y lo mataba su ausencia. Y amaba aquella ausencia por venir de ella. Pero detestaba no haberla podido retener. No supo hacerlo. Ella tenía un mundo entero de miedos en su interior y él aún sabiéndolo, no pudo luchar contra eso. Por más que buscó en el baúl del desván, no encontró las armas precisas. Aún se pregunta, cómo un simple chico corriente cómo él, podría haber luchado contra los cientos de demonios que ella llevaba dentro. No había sabido bajar a las entraňas de aquel infierno y ahora...le tocaba vivir en él.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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