Querido y estúpido corazón:
Te escribo esta carta porque he de decirte algo. Y va en serio. No lo ames. Porque amarlo es como querer ponerle cadenas al tiempo. Imposible. Es pretender que la luna no salga cada noche o que el invierno no llegue. El, es un muro dónde te estrellas una y otra vez. Bueno, muro no. Montaña con salientes peligrosos. Y tú , no cejas en el empeño de convertirte en escalador. Y claro, terminas siempre en el fondo del barranco. Borra de tu memoria el tacto de sus manos. No seas tan cabezota. Ya se fue, ¿ no?. Pues a otra cosa mariposa. Será por hombres!!. Pero tú, erre que erre. Aún te queda la vana esperanza de que vuelva. Y lo esperas en silencio. Casi sin latir, cómo si anduvieses de puntilla. Mientras vas remendado las heridas que no dejan de sangrar. El hilo que compraste creo que no es el correcto. Eres hasta tonto. El que te lo vendió, te estafó. Hay que ser imbécil. Sé que tal vez, esté siendo dura. Pero tú no guardas un ápice de piedad hacia mí. No sé cuántas veces he de decirte esto. Ni de qué manera. Vas a tu puta bola. Me he decidido a escribirte a ver si me lees. Y leyéndome, algo te cala y me captas. Ah! Y de paso te recuerdo que habitas en mi cuerpo. Joder! Que vas a terminar matándome!!
Te escribo esta carta porque he de decirte algo. Y va en serio. No lo ames. Porque amarlo es como querer ponerle cadenas al tiempo. Imposible. Es pretender que la luna no salga cada noche o que el invierno no llegue. El, es un muro dónde te estrellas una y otra vez. Bueno, muro no. Montaña con salientes peligrosos. Y tú , no cejas en el empeño de convertirte en escalador. Y claro, terminas siempre en el fondo del barranco. Borra de tu memoria el tacto de sus manos. No seas tan cabezota. Ya se fue, ¿ no?. Pues a otra cosa mariposa. Será por hombres!!. Pero tú, erre que erre. Aún te queda la vana esperanza de que vuelva. Y lo esperas en silencio. Casi sin latir, cómo si anduvieses de puntilla. Mientras vas remendado las heridas que no dejan de sangrar. El hilo que compraste creo que no es el correcto. Eres hasta tonto. El que te lo vendió, te estafó. Hay que ser imbécil. Sé que tal vez, esté siendo dura. Pero tú no guardas un ápice de piedad hacia mí. No sé cuántas veces he de decirte esto. Ni de qué manera. Vas a tu puta bola. Me he decidido a escribirte a ver si me lees. Y leyéndome, algo te cala y me captas. Ah! Y de paso te recuerdo que habitas en mi cuerpo. Joder! Que vas a terminar matándome!!
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