La ilusión baila un tango en mi estómago. Y yo no quiero bailar. Nunca se me dió bien. El amor empieza a florecer como semillas en tierra fértil y me niego a ser jardinera. Estos deseos locos de tenerte, me convierten en alguien que no soy. El dolor empieza a abrirme heridas y no tengo botiquín a mano. Así que te informo, que he hecho pedazos todo lo que empiezo a sentir y lo he esparcido en la orilla junto con tu nombre. Ahora esperaré que venga una ola y sólo quede una estela de espuma blanca. Con la esperanza de que no sepan nadar y mueran ahogados. Los amores no correspondidos no deberían sobrevivir. Tengo claro que éste...no vivirá a costa mía.
Jugueteaba con la bastilla de su vestido, la agarraba, se la enrollaba entre los dedos para luego soltarla y alisarla con la mano con absoluta parsimonia.Llevaba rato haciendo lo mismo, sentada en su sillón con un mullido cojín en la espalda que hacía que su cuerpo se encorvara ligeramente hacia delante. De vez en cuando levantaba la cabeza y me miraba, entonces se ponía muy seria. Yo la miraba buscando en sus ojos algún sentimiento, algún pensamiento dicho en voz alta. Hacía tiempo que no hablaba más que alguna palabra suelta,sin sentido para mí aunque tal vez, con algún sentido para ella. No recuerdo el día en que su pelo se volvió tan blanco, ni de cuando su cara se surcó de arrugas, tampoco recuerdo cuando sus manos, antaño enérgicas y seguras se volvieron quebradizas e inseguras.Lo que sí recuerdo con total nitidez, es el día en que dejó de llamarme por mi nombre, recuerdo la primera vez que me miró y supe que me había convertido en una extraña para ella. Me echó al
No debería Vivir a costa nuestra, no debería Manuela. Me encanta tu prosa poética. Un abrazo y Buen finde.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y gracias!!!
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