Silencio. Tengo que guardar silencio. No poder expresar lo que siento. Verte y hablar de tonterías para no delatarme. Dejar que esto me mate por dentro. Y callarme que te quiero. Y callarte que me quieres. Y guardar los deseos en algún rincón del alma. Y quemarnos a fuego lento. Y tener que adivinar lo que en realidad sentimos, debajo de cada palabra. Y me duele la cabeza, porque hay demasiados pensamientos que no puedo gritar. Y me estallan dentro. Y los tengo en la punta de la lengua y cuando recuerdo que no puedo dejarlos salir, retornan de nuevo al centro de mi cerebro. Y duele, no sabes cómo y cuánto duele. Cada uno de ellos tienen un dolor distinto. Cada palabra callada me tortura. Cada beso que me guardo muere. Cada caricia que evito darte, va languideciendo en las yemas de mis dedos. Cada abrazo que perdemos perece a mitad de camino entre tu cuerpo y el mio. Y siento tu aliento en mi nuca y puedo sentir cómo te inventas las fuerzas, para no perder la voluntad. Y procuramos mantener el tipo. Porque todo nos está prohibido. Morimos de amor y pasión y aún así, procuramos mantenernos en pie e intentamos evitar mirar al suelo. Para no ver cómo nos vamos rompiendo poco a poco. Tú eres más fuerte que yo. O por lo menos, esa es mi percepción. Lo mismo, mueres más que yo, pero aguantas mejor la calma para que no muera yo.
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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