Por razones que no vienen a cuento me cambié de entidad bancaria, hace cuestión de un mes. Fue entonces cuándo la vi por primera vez.
En la puerta de ese banco siempre está Trini. Trini es conocida en ese barrio. Es una señora que está prácticamente en los huesos, alcohólica y con problemas mentales. Vive en la calle y va de un lado a otro murmurando a solas. Cada vez que la veo, no puedo evitar pensar que por qué no se la llevan a cualquier sitio dónde la puedan cuidar. Donde coma en condiciones y pueda ser atendida correctamente. Supongo, que es porque le da igual al mundo. No hay nadie a quién le importe un puto bledo Trini.
Hoy, al ir a banco, estaba en la puerta de espaldas a mi, con la cabeza gacha. Me acerqué a ella y vi como intentaba encender una colilla con otra colilla a la que le daba caladas para evitar que se apagara.
Le dije que no hiciera eso, que tirara esas porquerías, que le daría tabaco mientras buscaba la pitillera en mi bolso. Le ofrecí cuatro cigarros, mientras le decía que tomara aquello, pero que por favor tirara las colillas. Me hizo caso y me pidió dinero para tomar café. Le dí tres euros, y le dije que también se comprara un dulce o una tostada. No me dio las gracias, sólo me miraba con esos ojos de extrañeza que da, el no estar acostumbrada a que te traten con amabilidad. Con una pizca de humanidad. Pero sí me preguntó cuando ya yo estaba por entrar al banco, que cuál era mi nombre. Le dije que Manuela, mientras la dejaba allí, con la retahíla de mi nombre en su boca. Manuela, Manuela, Manuela...
Un chico que vio todo esto, cuando entré me dijo que era una alcohólica, que la gente del barrio estaba cansada de ella y que daba mucho que hacer. Que la gente no hacía lo que acababa de hacer yo, porque a saber que haría con ese dinero.
Yo lo miré y no pude evitar suspirar profundo para no ponerme a la altura de semejante gentuza. Sin contestarle pensé en una frase que dijo Martin Luther King.
" No me duele los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena".
Esto por desgracia, no son pensamientos en voz alta. Esto es real, como real es que si mañana me acerco al banco... volveré a ver a Trini.
En la puerta de ese banco siempre está Trini. Trini es conocida en ese barrio. Es una señora que está prácticamente en los huesos, alcohólica y con problemas mentales. Vive en la calle y va de un lado a otro murmurando a solas. Cada vez que la veo, no puedo evitar pensar que por qué no se la llevan a cualquier sitio dónde la puedan cuidar. Donde coma en condiciones y pueda ser atendida correctamente. Supongo, que es porque le da igual al mundo. No hay nadie a quién le importe un puto bledo Trini.
Hoy, al ir a banco, estaba en la puerta de espaldas a mi, con la cabeza gacha. Me acerqué a ella y vi como intentaba encender una colilla con otra colilla a la que le daba caladas para evitar que se apagara.
Le dije que no hiciera eso, que tirara esas porquerías, que le daría tabaco mientras buscaba la pitillera en mi bolso. Le ofrecí cuatro cigarros, mientras le decía que tomara aquello, pero que por favor tirara las colillas. Me hizo caso y me pidió dinero para tomar café. Le dí tres euros, y le dije que también se comprara un dulce o una tostada. No me dio las gracias, sólo me miraba con esos ojos de extrañeza que da, el no estar acostumbrada a que te traten con amabilidad. Con una pizca de humanidad. Pero sí me preguntó cuando ya yo estaba por entrar al banco, que cuál era mi nombre. Le dije que Manuela, mientras la dejaba allí, con la retahíla de mi nombre en su boca. Manuela, Manuela, Manuela...
Un chico que vio todo esto, cuando entré me dijo que era una alcohólica, que la gente del barrio estaba cansada de ella y que daba mucho que hacer. Que la gente no hacía lo que acababa de hacer yo, porque a saber que haría con ese dinero.
Yo lo miré y no pude evitar suspirar profundo para no ponerme a la altura de semejante gentuza. Sin contestarle pensé en una frase que dijo Martin Luther King.
" No me duele los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena".
Esto por desgracia, no son pensamientos en voz alta. Esto es real, como real es que si mañana me acerco al banco... volveré a ver a Trini.
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