Pienso... que no se puede exigir nada que no se esté dispuesto a dar. Que las explicaciones no valen a quién no escucha. Que la gente desconfiada no es de fiar. Que quién piensa mal antes de tiempo, no merece la pena como persona. Que detesto la gente que cree estar en posesión todo el rato de la verdad. Que a veces una se tiene que plantear que si por lo que está luchando le sale rentable al corazón. Que a veces se gana más dejando a alguien en su error que intentar convencerlo de algo que de antemano te va a costar sacar toda la artillería pesada. En fin... pensaba en voz alta..
- ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...
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