Hola, me llamo Elisa y tengo nueve años
El marido de mi mamá se llama Mario y desde hace un año se mete todas las noches en mi cama .Me dice que si digo algo le hará daño a mi hermanita pequeña, que ahora tiene dos años y yo la quiero con toda mi alma.Tengo el deber de protegerla porque mi mami no puede, ya que casi siempre está acostada, dice que está malita pero yo creo que me miente, que no está malita, que lo que está es borracha ya que cuando me habla tengo que apartarme mucho porque su aliento me recuerda al de mi papá que está en el cielo.
Hace tiempo que murió pero ese olor se me quedó grabado en las fosas nasales, que es así como los adultos suelen referirse a la nariz.Los médicos le dijeron a mi mamá que murió de cirrosis. No sé que es eso, pero creo que tiene algo que ver con beber mucho alcohol.Pero era bueno y cuidaba de mí. Me llevaba al parque y me compraba algodón dulce. Me paseaba en los columpios y hacíamos castillos en la arena con mi pala y mi cubo.Lo echo mucho de menos. A veces rezo para que me ayude. Pero el cielo debe de estar muy lejos porque no me escucha.
Creo que mi mamá sabe lo que me hace Mario y no comprendo por qué no me ayuda, por qué no me protege.Me siento tan sola y desvalida...Si mañana mi mamá no bebe, iré a la escuela. Me gusta mucho ir porque quiero aprender cosas para no convertirme en una mujer como ella.Voy los días en que ella parece convertirse en otra persona y cuida de la casa y de mi hermanita. Pero cuando regreso, siempre voy con el temor guardado en mi mochila por si me la encuentro acostada y vociferando palabrotas espantosas.Los días que me la encuentro así cojo a mi hermanita y la meto en la bañera con mucho cuidado. La lavo porque está muy sucia y los pañales le apestan. Luego le pongo cremita en el culete, porque siempre lo tiene muy rojo. La pobre llora y yo la consuelo dándole besitos y abrazos hasta que se calma.Cuando termino le cepillo el pelo y le hago trenzas, a ella le encanta porque se mira al espejo, sonríe y dice:
- Nena guapa.
Luego me la llevo a la cocina y entre el montón de platos y cacharros sucios amontonados en el fregadero busco su bibe.Lo friego muy bien mientras caliento leche en un cazo que milagrosamente he encontrado limpio dentro de un armario.Cuando tengo el bibe preparado me echo unas gotitas en la mano para comprobar la temperatura. Se lo entrego y ella lo chupa con avidez, lo que prueba que no ha tomado nada desde que me fui a las nueve al colegio. Mi día a día casi siempre es igual y más o menos lo llevo bien, pero cuando empieza a oscurecer comienzo a temblar porque sé que no tardará mucho en venir a mi cuarto Mario. Después de darle de cenar a mi hermana la acuesto en su cunita y le pongo la música que sale melodiosamente del móvil colgante y me quedo un rato hasta que se duerme.Le doy un besito en la frente y le susurro al oído:
- Que sueñes con los angelitos, corazón.
Me pongo el pijama y me meto en la cama. No he cenado como casi cada noche y el estómago protesta. Me tapo y me quedo mirando la puerta. No pasa ni cinco minutos cuando por la rendija veo su sombra.Abre la puerta con cautela, se mete en silencio en mi cama y me pide que me dé la vuelta. Obedezco nerviosa y muerta de miedo mientras él sonríe y me dice:
- Eso es mi princesita buena. Ya sabes lo que tienes que hacer.
Cuando se marcha me deja como un juguete roto.Mientras lloro amargamente digo en voz alta:
- Mañana será otro día.
Hoy me he levantado y la casa está llena de policías. Mario yace en su habitación muerto con un cuchillo clavado en el pecho mientras mi madre llora desconsoladamente sobre su cadáver.Nadie parece fijarse en mí.Corro hacia la habitación de mi hermanita, que sonríe al verme. La cojo en brazos y me la llevo a la cocina. Le caliento leche y le doy su bibe.La miro largamente, le doy un besito en la frente y le susurro bajito:
- Hoy es otro día corazón.
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