Ir al contenido principal

Y me pides que imagine


Y me pides que imagine. Imagino que eres las ganas de saltar sin paracaídas. Acantilado escarpado que no tengo miedo de escalar. Aunque no lleve arnés. Aún a riesgo de caerme. Eres ilusión que me hace querer volver a vivir. El vuelco en el estómago. La noria que produce vértigo. Las letras del abecedario, que van tomando formas en un folio aún en blanco. La pasión que me atrapa, que me engancha y que me envuelve. Corazón desbocado, latidos a mil por horas incapaces de controlar. Y no respiro a veces, el aire por momentos se me va. Eres la pregunta sin respuesta. La palabra que me guardo. Los sentimientos que me callo. Cama vacìa porque no estás. El deseo que se escapa. La agonía de querer y no poder. La montaña que quiero culminar. La rosa blanca en el jarrón con agua. El cigarrillo que me fumo. El fuego que me quema. El calor cuándo te veo y el frío cuándo te vas. Eres el pensamiento que quiero evitar. El mago que me perturba. Que no me deja pensar. Lluvia que me inunda el alma. Sensación de dedos invisible que recorre toda mi espina dorsal. Eres el momento que espero. El camino que quiero recorrer. El puente que quiero cruzar. Y me pides que imagine. Contéstame. ¿Quieres que imagine más?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una de Caperucita

 - ¿Puedo hablarte o me vas a vacilar cómo siempre? - No sé. Prueba... - ¿Estás enfadada? - No. - ¿Y por qué estás tan callada, si tú no te callas ni debajo de agua? - Estoy pensando. - ¿Pensando en qué? - En como le irá a Caperucita con el conejo de Alicia y si seguirá viendo el país de las maravillas. - ¿ En serio piensas en eso? - No. - Que graciosa la nota ¿ Entonces? Algo te ronda la cabeza. - Pienso en el lobo. Tan feroz y no supo retener ni a una niña. Que infeliz ¿no? _ ¿No puedes dejar de vacilarme? - Me cuesta.Te me pones tan a tiro... - ¿ Cuándo será que te hable y me contestes amablemente? Sin pullas, sin que me vaciles. Sin hacerte la lista. Sin dártelas de sabelotodo. Conseguirás que deje de hablarte un día. - ..... ( Silencio). - Lo echas de menos. Te lo noto. Aunque no lo nombres. Aunque ya no seas la misma. Pero lo sigues extrañando. Es eso lo que te pasa. ¿Estoy equivocada? - No. No estás equivocada. - Que raro que me des la razón. Debes de esta...

Una sola mirada

Era octubre cuando por primera vez la vio. Tomaba café sentada a la mesa de una cafetería, por la que él solía pasar cada día para ir al trabajo. Desde ese mismo día, cada vez que llegaba a su altura, aminoraba el paso, para poder contemplarla mejor. Siempre tenía la cabeza agachada, una mano sujetando la barbilla y la otra escribía sin parar, en un cuaderno con las tapas en verde. Llevaba tanto tiempo observándola que se sabía de memoria cada detalle de ella. Cuando la dejaba atrás y hasta llegar al trabajo, rememoraba cada cosa que le gustaba de ella. Le gustaba su pelo negro y la forma en que le caía a un lado de la cara, mientras no paraba de escribir. Le gustaban sus manos, estaba seguro que estaban hechas para acariciarle a uno cada centímetro de la piel. Le gustaba la forma en que distraídamente, balanceaba una de sus piernas, casi de forma mecánica. A veces, pensaba en entrar, en hacerse el encontradizo con cualquier excusa, pero no se atrevía. Sólo de p...

Se le olvidó mi nombre

Jugueteaba con la bastilla de su vestido, la agarraba, se la enrollaba entre los dedos para luego soltarla y alisarla con la mano con absoluta parsimonia.Llevaba rato haciendo lo mismo, sentada en su sillón con un mullido cojín en la espalda que hacía que su cuerpo se encorvara ligeramente hacia delante. De vez en cuando levantaba la cabeza y me miraba, entonces se ponía muy seria. Yo la miraba buscando en sus ojos algún sentimiento, algún pensamiento dicho en voz alta. Hacía tiempo que no hablaba más que alguna palabra suelta,sin sentido para mí aunque tal vez, con algún sentido para ella. No recuerdo el día en que su pelo se volvió tan blanco, ni de cuando su cara se surcó de arrugas, tampoco recuerdo cuando sus manos, antaño enérgicas y seguras se volvieron quebradizas e inseguras.Lo que sí recuerdo con total nitidez, es el día en que dejó de llamarme por mi nombre, recuerdo la primera vez que me miró y supe que me había convertido en una extraña para ella. Me...